Máscaras sobrenaturales en el marco de la exposición del Museo Carmen Thyssen Málaga
Málaga, España.- El Museo Carmen Thyssen Málaga presenta la exposición Máscaras. Metamorfosis de la identidad moderna. Está conformada por más de un centenar de piezas y comisariadas por Luis Puelles y Lourdes Moreno directora del recinto.
Una de sus secciones está dedicada a las Máscaras Sobrenaturales. En está sección se exhibe de modo genérico un repertorio de máscaras que pone de manifiesto la identificación de lo primitivo como una característica esencial de lo moderno en las artes plásticas durante la primera mitad del siglo XX.
Moreno indica que aunque el propio uso del término primitivo en el ámbito cultural sugiere hoy unas connotaciones colonialistas y eurocéntricas y se antoja problemático, al menos insuficiente, en un discurso globalizado y multicultural, sigue siendo común e incluso referencial su empleo en el aséptico espacio museístico contemporáneo donde la lógica de la investigación etnográfica queda suspendida da a la de la exposición y la difusión artística en favor en definitiva de la experiencia estética.
“En esta visión de la alteridad como nuevo modelo artístico resulta fundamental el papel que desempeñó Paul Gauguin, precursor de la apropiación exotista no solo en lo iconográfico, sino en su modo de proceder, deliberadamente salvaje. Convertido en un referente del arte de vanguardia y paradigma de la asimilación y traducción pública de la otredad, sobre todo a partir de la exposición monográfica que les dedicó el Salón d'Automne en 1906 representa Gauguin la poética mirada a un mundo incontaminado y natural”.
Agrega que del primero de los modernos primitivistas se muestra una sugerente cuenco ceremonial realizado tras su primer viaje a Tahití, ejemplo de un sincretismo religioso que se enmarca en la necesidad de los artistas finiseculares de una doctrina espiritual no específicamente occidental, de un credo visual moderno que sintetizarse las religiones de diversas épocas y culturas.
Otro hito inaugural en la búsqueda de una forma de expresión artística pura y directa es la obra primitiva de Pablo Picasso y André Derain entre los años 1907 y 1908, una cuestión que hasta la fecha ha vertido ríos de tinta.
La influencia del arte ibérico prerromano en el denominado periodo Gósol del malagueño o el cambio de rumbo del fauvista Derain a través de la elección de Cézanne, a quién se consagró una exposición monográfica en el Salón Parisino de 1907, fueron determinantes para la gestión de una revolución vanguardista liderada por estos parias Montmartre. Y en la definitiva ruptura de los cánones pictóricos vigentes, resulta esencial el impacto y la ascendencia de los jóvenes creadores de los objetivos tribales africanos.
La exposición mediante un espléndido conjunto de máscaras africanas de origen diferentes orígenes y otro de máscaras precolombinas americanas manifiestan estas piezas rituales la presencia de lo inasible son artefactos que no buscan la semejanza en la representación sino que funcionan como agente transformador y medio de intersección con la sobrenatural capaces de hacer visible lo invisible.
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