El COVID-19 deja diez piezas concebidas y creadas en pleno confinamiento de España
Málaga, España.- La cultura se ha visto afectada ante la pandemia que se vive con fuerza actualmente en varios países del mundo. El COVID-19 cerró espacios escénicos y dejó paralizados muchos proyectos. El Teatro Cervantes lanzó un proyecto de generación de contenidos escénicos en soporte audiovisual en estos tiempos de confinamiento, la convocatoria llamada Factoría desde Casa, resultó un éxito, creadores malagueños mandaron sus trabajos y fueron seleccionadas diez piezas que retratan la diversidad escénica de Málaga, a través de la comedia, el monólogo, el teatro gestual, la danza contemporánea y experimental.
Las piezas tiene una duración de un máximo de cinco minutos, el comienzo con la frase “Nunca pensé que esto podría ocurrir”, o su alegoría, y la inclusión o alusión al aplauso que se daba a los sanitarios a las 20 horas todos los días.
El resultado ha sido un éxito. El público ha disfrutado cada semana de cada uno de los proyectos presentados en las páginas de Factoría Echegaray y se ha quedado en las redes como ejemplo y muestra de la calidad de los creadores que hay en Málaga.
En esta ocasión hablamos con dos creadores. Arturo Vargas que presentó Segismundo19, danza experimental, interpretada por Arturo Vargas y Alice de Maio, con música original de Alejandro Lévar y batería de Juanma Nieto. Y Ararí Danza presenta danza contemporánea el título es Cara cartón e interpreta Olga Magaña.
Los invito a ver sus proyectos que se encuentran en You tube.
¿Cómo has vivido este paro inesperado por el COVID-19?
Arturo.- Bueno primeramente me gustaría mandar un saludo a toda la gente de México y enviaros mucha fuerza desde España. Tengo buenos amigos mexicanos y además tuve la suerte de conocer el país hace muy poquito. Enamorado de México, de su gente, de su naturaleza y su gastronomía.
Con respecto a tu pregunta, al principio fue un tortazo en toda la cara, pero luego conforme pasaban los días y pensando, me di cuenta de que igual era un tortazo en la cara que necesitaba. Más allá de que la situación es y ha sido complicada para la mayoría de nosotros, a mí me ha dado tiempo durante el confinamiento de repensar quién soy, de reconocerme perdido y aceptarlo, no pasa nada, de valorar lo que me importa, de echar de menos, de enamorarme de mi profesión probando cosas
nuevas, de conocer mucho más a la gente con la que convivo.
La ostia que ha pegado el Covid-19 ha generado un gran experimento social. Hemos podido observar en España cómo podemos llegar a comportarnos como sociedad cuando se produce un cambio drástico en nuestras vidas y ha habido lecturas positivas, pero también otras que deberíamos analizar creo. El mundo está cambiando muy rápido y me fascina y me acojona a partes iguales.
Ararí.- Por suerte confinada con mi pareja, a la cual veo normalmente poco, pues vivimos en países distintos de momento. Muy afortunada también de contar con salud, al igual que mi familia y amigos.
Aunque también ha habido días de bajón emocional donde he aprendido sobretodo a abrazar la incertidumbre y aceptar cada momento .
¿ Habrá cambios en el modo de creación y supervivencia en el medio artístico?
Arturo.- Yo pienso que sin duda los habrá. Y uno de ellos debería de ser el uso que el teatro hace de las redes. Yo al menos proyecto mi futuro en las redes, en los canales audiovisuales, en cómo podemos integrar el uso de estos canales a nuestra creación teatral. El teatro siempre va a existir, los espectáculos en vivo seguirán ahí pero quizás deberíamos abrir la mente hacia la posibilidad de integrarnos un poco más con la tecnología de redes. Ya existe el teatro retransmitido en directo, pero se podría ir más lejos, estoy seguro. El uso de las redes no debería ser un medio para, si no un fin creativo en sí mismo que pueda generar un mercado que retroalimenta a su vez al mercado teatral que ya tenemos.
Ararí.- Ya está sucediendo. Ya se pueden ver obras de teatro vía zoom sin salir de casa (aunque esto por suerte no sustituirá nunca el espacio teatral que tanto nos gusta) .Es inevitable que los artistas y el ser humano en general se adapte a cualquier situación.
¿Qué propuestas harías para encaminar la cultura ante un mundo político que parece no ponerse de acuerdo para salir fortalecidos juntos?
Arturo.- Es una pregunta muy compleja. Lo primero que me gustaría ver en mi país, es una clase política con capacidad para dialogar con respeto y con responsabilidad de estado, sin discursos incendiarios ni mezquinos, que no hacen más que confundir y polarizar a todo el pueblo. Eso sería un buen comienzo.
Después pienso que es cuestión también de un cambio de imagen con respecto a la idea que el país tiene de la cultura. Y aquí entra la educación, creo que el estado tiene que empezar a dar importancia a las artes desde las escuelas y los institutos. No solamente va a favorecer que las nuevas generaciones crezcan con una idea positiva y constructiva de lo que son las artes y las defiendan, sino que además otorgaría muchas competencias transversales y quizás podríamos generar mejores ciudadanos, más capacitados para ser libres y tomar mejores decisiones en sus vidas. Generarían público potencial a las artes y el nivel artístico mejoraría en el país.
También podríamos hablar de medidas fiscales especiales para el sector, de fomentar desde los teatros públicos la creación de “casas de producciones” labor que está haciendo ya el Teatro Echegaray en Málaga para los artistas locales o una ley de mecenazgo que pueda favorecer un poco más las inversiones privadas al sector cultural. Esas son un poco las ideas que me vienen ahora a la cabeza, pero seguro hay mucho más que se puede hacer.
Ararí.- Creo que es fundamental que los gobiernos fomenten las artes escénicas desde la educación más básica. La danza, la música y el teatro deberían ser asignaturas que caminen junto a las matemáticas o la lengua, porque nos dotan de grandes herramientas de comunicación y expresión para nuestro desarrollo como personas.
María Esther Beltrán Martínez
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